jueves, 17 de septiembre de 2015

LA MÚSICA EN LA MENTE: UNA VISIÓN DE LA CREATIVIDAD

Ciencia, arte y tecnología. Hacia una concepción multidisciplinar Vol. 1, Buenos Aires, EDUNLa. / Edición 2015. En prensa

LA MÚSICA EN LA MENTE: UNA VISIÓN DE LA CREATIVIDAD
Silvia Malbrán

UBA Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Artes.
La creatividad ha sido abordada desde diferentes enfoques. Esta presentación hará referencia al comportamiento creativo a partir de algunos desarrollos acerca  de cómo opera la mente a la hora de diseñar o generar productos originales.
Cuando preguntamos a personas de diferentes edades qué es la creatividad  surgen respuestas tales como:
cuestión de “inspiración momentánea”;      
consecuencia del conocimiento previo sobre un  tema;
patrimonio de algunas personas especialmente dotadas;
accesible solamente a las personas muy inteligentes;
condición disponible  para quienes tienen  mucho arrojo  o son muy intuitivos;
cuestión de todo o nada …
Dichas respuestas tienen un algo de razón y un algo de pensamiento vulgar no sostenido por la investigación  Si el lector formulara la misma pregunta, observará que las  respuestas  frecuentemente son coronadas por el proverbio “Lo que natura non da,  Salamanca non presta”. Este refrán es adjudicado a Miguel de Unamuno (1864 - 1936) quien fuera  rector de la Universidad de Salamanca. El portal virtual  Cervantes tiene otra versión, sostiene que el dicho original fue “Lo que natura no da,  no lo da Salamanca ni Baeza” (universidad española fundada en esa ciudad en 1533). Este comentario se amplía con otra información sobre  el proverbio Idea clave: herencia genética. Estas afirmaciones muestran el peso concedido desde antaño a la herencia y al conocimiento, ingredientes del concepto creatividad, que con diferente énfasis  constan en gran parte de los escritos sobre el tema.

Componentes biológicos

El estado actual del conocimiento sobre el funcionamiento de la mente es objeto de diversos estudios en el campo de las Neurociencias, disciplina en pleno desarrollo que  nuclea saberes provenientes de ciencias tales como anatomía, embriología, fisiología, farmacología, psicología,  matemáticas, física, filología y antropología.
Hay acuerdo general en el medio científico acerca de que la conjunción mente-cerebro es hogar de un inmenso repositorio de información que incluye  conocimiento semántico (libros y otras fuentes de información)   memoria autobiográfica, (nuestra experiencia momento a momento)  y  habilidades físicas.  Esta tríada de componentes sugiere un perfil idiosincrático: la colección que cada persona configura en la mente es  única y forma  una inédita biblioteca particular. Esta visión sostiene la individualidad del hecho creativo: ningún otro ser  posee nuestra personal base de datos.

La cognición creativa es un fenómeno mental complejo que utiliza amplios circuitos cerebrales. Los estudios muestran que no  existe un único centro de creatividad en el cerebro. Del mismo modo, no hay un único centro de la música, aunque se han constatado  regiones que realizan operaciones parciales y otras que coordinan la agrupación de esa información (Carson, 2010).
El cerebro posee dos hemisferios cerebrales.  Cada hemisferio está formado por 1) la corteza,  una capa de 5 cm. que cubre toda la superficie del hemisferio. 2) una sustancia blanca formada por los axones que transportan la información que va hacia o sale de la corteza cerebral  y 3) un grupo de cuerpos neuronales (somas).
En el pasado se  consideraba que música y lenguaje ponían en acción idénticos centros neuronales, sin embargo se ha visto que atender a  la estructura de la música es tarea de los dos hemisferios mientras que atender a la del lenguaje compete al hemisferio izquierdo. “La formación musical parece tener  el efecto de cambiar el procesamiento de la música  del hemisferio derecho (imaginación) al hemisferio izquierdo (lógico). [Esto sucede] cuando los músicos aprenden a hablar de música, y tal vez a pensar en ella, en términos lingüísticos” (Levitin 2006: 125).

Las técnicas de lectura de imágenes han proporcionado evidencias insospechadas acerca del funcionamiento cerebral. Hasta la aparición de estas herramientas, el cerebro podía estudiarse en cadáveres, o recabar información indirecta proveniente de  personas que presentaban lesiones en algunos de los centros neurales o hacer inferencias funcionales a partir de determinados comportamientos atípicos.

En los últimos años se ha estudiado  a los músicos y se han comprobado singularidades como i) cuando leen una partitura se activan centros cerebrales diferentes a cuando improvisan; ii) la representación de los dedos en la corteza cerebral de los instrumentistas es diferente a la de los no músicos; iii) el cuerpo calloso está mucho más desarrollado que en el resto de las personas. El progreso proveniente de sofisticados métodos de diagnóstico, no solamente permite estudiar el cerebro en acción, sino que  facilita el análisis de la contextura de los centros cerebrales en análisis interindividuales. Esto ha permitido  identificar la conformación neuronal que desarrollan las habilidades puestas en acción por los músicos y compararla con los no músicos.  Puede considerarse que la lectura de imágenes rompió, entre  muchos  otros mitos y conceptos erróneos,   con algunos referidos a la creatividad, la música y el compromiso cerebral para las diferentes producciones artísticas.

Para ilustrar el funcionamiento de las áreas cerebrales y su modo de interacción, es  frecuente que se trace una analogía entre el cerebro y una orquesta  sinfónica en la que los instrumentos se suceden, superponen, se alternan, etc.  Así  también la analogía remite a los instrumentos remplazantes de la orquesta, dado que el cerebro posee una capacidad de reorganización que se denomina neuro –plasticidad, que permite que después de un trauma o accidente cerebral  funciones importantes lesionadas se desplacen de un centro a otro.
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La integración neuronal que pone en juego la creatividad puede verse al analizar los centros responsables de las diversas acciones que comprometen el hacer música.
Por ejemplo
Tocar un instrumento o dirigir una orquesta
la corteza motriz  se activa cuando el músico está actuando;  exige la participación de los lóbulos frontales para la planificación y además de la corteza motriz del lóbulo parietal que brinda retroalimentación táctil. Entre las regiones que  recluta están  el hipocampo (centro de la memoria) y sub-secciones del lóbulo frontal.

Resolver en el papel una composición o un arreglo para un conjunto instrumental
la sangre circula hacia los  lóbulos frontales que se relacionan con la resolución de problemas lógico-matemáticos.

Escuchar música
la activación comienza por las estructuras sub-corticales, los núcleos cocleares, el tronco cerebral y el cerebelo. Luego asciende al córtex auditivo y generalmente compromete regiones adicionales del cerebro. 

Zapatear al compás de la música 
demanda la puesta en marcha de los cronometradores del cerebelo.

La audición en tiempo real y la memoria
comprometen el lóbulo temporal 

Comprender los componentes sintácticos  de una obra
se localiza en los lóbulos  frontales  de ambos hemisferios en regiones adyacentes y superpuestas a las del lenguaje.

Comprender  los componentes semánticos de la música
se ubica en el lóbulo temporal

Leer música
es una función a cargo del lóbulo occipital

Memorizar música
es tarea del hipocampo, centro de la memoria musical

Finalmente, nuestra amiga la amígdala, es el corazón del procesamiento emotivo de la música.

Componentes psicológicos

Una visión compartida por los psicólogos desde la década del sesenta es que la creatividad implica un modo particular de usar la mente  (Torrance, 1970;  Guilford 1967; Csikszentmihalyi,1996).                                                                  
            Según Sternberg y Lubart (1999:3) la creatividad es “la habilidad para producir trabajos que sean a la vez nuevos (originales o inesperados) y apropiados (útiles y adaptados a la naturaleza de la tarea)” .
Sternberg (2003) consideró que hay tres modos de acercarse a la creatividad:                 i) aceptar que existen diferentes modos de hacer cosas. En la música bastaría con proponer el tema de la canción Feliz Cumpleaños para que tres músicos de jazz improvisen variaciones sobre el tema;                                                                                  ii) desafiar los modos existentes de hacer cosas. En la música puede pensarse en lo que generaron compositores como Schoenberg o Cage                                                         iii) sintetizar modos ya existentes, de hacer cosas. Las composiciones de música popular en general no entrañan “revoluciones” armónicas, formales, melódicas o rítmicas. Son nuevas síntesis de patrones acuñados por la música de la práctica usual.
Carter (2009: 168) define  la creatividad como la “habilidad para reconfigurar lo que conocemos, frecuentemente a la luz de nueva información; [esto permite] generar una idea o concepto original”.

Según Williamon y colaboradores (2006:162) en el constructo creatividad confluyen tres “conceptos diferentes (1)´creatividad´ como componente de la cognición humana y el funcionamiento psicológico; (2) ´originalidad´  como la probabilidad de que un pensamiento, comportamiento o producto no haya ocurrido previamente y (3) ´valor´ asignado por la sociedad como testimonio de  pensamiento, comportamiento o producto”.  

Se ha visto que la música activa áreas cerebrales comprometidas con el prestar atención, hacer predicciones o recuperar un evento en la memoria (Baker, 2007). La aseveración precedente es avalada por la práctica, ya que la ejecución musical demanda
atención sostenida durante toda la interpretación: un momento de distracción origina olvidos y errores tanto musicales como fallas motrices;
anticipación o predicción de lo que “va a venir”: al ejecutar una obra tanto de memoria como improvisando, la mente va adelante de lo que se toca:
recuperación de información abstracta retenida en la memoria: para un concertista  la ejecución de memoria le permite concentrarse en lo que está ejecutando sin ocupar su visión en la partitura. Para quien improvisa un giro melódico le sugiere hacer una “cita” de un tema conocido por la audiencia y con ello suscitar un interés sostenido por la creación al momento que está generando. En ambos desempeños se produce un ir y venir entre lo que se está produciendo y la “biblioteca personal” que el músico tiene alojada en la memoria.  
Diversos autores han tratado el tema de la creatividad atendiendo a los comportamientos que involucra  y así han colaborado para aislar algunos rasgos característicos (Guilford 1967; Torrance, 1970; Csikszentmihalyi, 1996; Díaz Gómez, 2007;  Malbrán,2007).  
Rasgos del hacer creativo
1)      Compromete formas del pensamiento constructivo. La mejor muestra es la del músico que improvisa: ellos lo describen como “mi cabeza va a mil entre lo que ya toqué y lo que voy a tocar, elaborando las ideas, sacando jugo de un breve giro, entre otros”.  
2)      Demanda pensamiento crítico, reflexivo e independiente. Los registros narrativos de las personas creativas dicen olvidarse del contexto y del mundo a la hora de producir ideas; la mente se obsesiona con el “foco” de lo que están generando y al momento filtra lo irrelevante, descarta lo que consideran poco pertinente y elige lo más oportuno.
3)      Se basa en expectativas e intereses individuales. Cuando una idea se “apersona” en la mente se erige en una ilusión, un deseo irrefrenable de darle forma, un modo de auto-representación.
4)      Promueve la desinhibición. El momento en que se “externaliza” una idea convincente, sólo importa ponerla en acción olvidándose del “afuera”-
5)      Potencia la singularidad. Dar a conocer la propia creación es una forma de autosuficiencia, seguridad en sí mismo y ejercicio de la creencia en los propios valores.
6)      Relativiza el éxito y el fracaso. La ida y vuelta entre lo que se selecciona y descarta, inhibe la censura sobre las propias ideas, asumiendo la búsqueda como un paneo de probabilidades. El descarte no es tomado como fracaso, ayuda a reafirmar el sentido de la búsqueda.
7)      Suscita placer por indagar, aprender y “curiosear”. Al momento de crear, el placer inunda el mundo personal: buscar por una ruta, cambiarla por otra, enriquecerla con una idea anterior son pasos que generan satisfacción.
8)      Incita a experimentar y probar cosas nuevas. Lo nuevo se sopesa, se “hurga”, se indaga como perspectiva, es como una caja de sorpresas que impele a buscar nuevos itinerarios;
9)      Ayuda a co-actuar. La producción creativa en grupos potencia la empatía entre los participantes; una idea generada por el compañero es una pista para probar un camino no pensado;
10)  Provoca avidez por avanzar. La puesta en marcha de una idea cautivante impulsa a no detenerse, ya que en tal momento el tiempo no existe; es necesario dar forma al nuevo germen y ayudarlo a salir del mundo interior muchas veces sorprendente para el protagonista;
11)  Genera autocomplacencia. La producción personal ocasiona entre otras, placer, aceptación de sí mismo, aprobación de lo obtenido, confianza en el contenido mental que lo generó.

Los rasgos precedentes dan cuenta de la cuota de singularidad, regocijo por la tarea, construcción de la identidad, ejercicio de la mente y autoafirmación que revisten las tareas creativas.

            Basándose en la investigación psicológica y en las Neurociencias, Carson en 2010 presentó un modelo (CREATES) que conjuga las perspectivas biológica y psicológica. Propone siete conjuntos cerebrales de naturaleza psicológica  y seis circuitos operativos biológicos como constructos hipotéticos y patrones cerebrales “circulantes” en torno a la actividad mental.
 Los conjuntos cerebrales son:  
ü  Conexión,  estado de atención que permite ver relaciones entre objetos o conceptos; se basa en el pensamiento divergente y en la fluencia ideacional; 
ü  Razón, estado de planeamiento, de propósito, característico del “estoy pensando en …” Se basa en el pensamiento convergente,  la investigación sobre establecimiento de metas, razonamiento abstracto y toma de decisiones.
ü  Contemplación, estado que permite visualizar y manipular información  u objetos con “los ojos de la mente” Utiliza el pensamiento metafórico y encuentra similitudes entre objetos dispares. Se basa en la investigación sobre imagen mental.
ü  Absorción, estado de apertura hacia nuevas experiencias e ideas. Se basa en la investigación sobre los atributos de la mente y los rasgos de personalidad abiertos a la experiencia.
ü  Transformación, estado mental que permite trocar energía negativa o insatisfacción en trabajos de arte o performance. Se basa en investigaciones acerca del estado de ánimo y el encuentro con uno mismo. Expresa fuertemente lo emocional.
ü  Evaluación, estado propio del juicio aguzado;  es visto como el ojo crítico de la actividad mental. Permite hacer juicios, juzgar el valor de las ideas o de los productos creativos y ayudar a eliminar opciones innecesarias o no pertinentes.
ü  Fluencia, estado asociado a la producción creativa, tal como la improvisación en jazz, la literatura narrativa, el descubrimiento científico, la improvisación en la actuación teatral, y técnicas novedosas en neurocirugía. Se caracteriza porque el nivel de desafío se aparea con la destreza, se basa en el feedback,   y en el interjuego acción – conciencia. Es de naturaleza autotélica, esto es, que comienza y termina en sí misma, depende de la motivación intrínseca y es una forma de impulsividad entrenada; también fue señalado por Csikszentmihalyi, (1998).

Los seis centros cerebrales se caracterizan por conformar circuitos entre diversas regiones cerebrales, a la manera de constelaciones de neuronas que transitan a lo largo del cerebro.
ü  El centro ejecutivo es la parte operativa y el jefe del cerebro ya que las otras regiones cerebrales reportan directa o indirectamente al centro ejecutivo. Es importante para todos los aspectos de la creatividad. Funciones: Capacidad de anticipación, planificación, selección de las respuestas, hallazgo de problemáticas, generación de emprendimientos. Habilita para pensar a través de los problemas: la mente interrumpe un camino desacertado e inicia otro, se abre a otras ideas y monitorea la propia respuesta. Sector geográfico del cerebro interviniente: corteza pre-frontal, dorso lateral y áreas pre-frontales asociadas;
ü  El centro MI se vincula con la autoconciencia, las emociones y la conciencia de los otros. Permite tomar la perspectiva del otro. Está activo aun cuando la mente está en descanso. Se lo considera un gerente mediador que envía información al centro ejecutivo. Sector geográfico del cerebro interviniente: corteza medio-frontal, medialínea de la corteza parietal e hipocampo.  
ü  El centro del juicio compara nuestras acciones con estándares internalizados de comportamiento. Es evaluador de la creatividad, actúa como un filtro. Sector geográfico del cerebro interviniente: corteza lateral órbito frontal, corteza cingulada anterior, y proyecciones a la corteza dorso lateral pre-frontal.
ü  El centro de la recompensa cuando se activa produce autosatisfacción y euforia por los logros. Función: motivación creativa anclada a recompensas intrínsecas. Sector geográfico del cerebro interviniente: nucleus accumbus. Se conecta con el centro MI y otros centros emocionales.
ü  El centro del temor o de la supervivencia; cuando se activa, los procesos de pensamiento están emocionalmente inhibidos y por ende disminuye la creatividad. Sector geográfico del cerebro interviniente: amígdala. Recibe información de los centros sensoriales y de la corteza pre-frontal.
ü  Los centros de la asociación, impulsan información que es demandada por el centro ejecutivo. Integran vista, tacto y olfato y dan forma a experiencias significativas. Sector geográfico del cerebro: gyrus angular.

Carsen considera que el lector puede elegir cuáles de estos estados se relacionan más íntimamente con su creatividad y que dicha preferencia conforma lo que denomina  “zona de confort mental”. Aconseja como primer paso afianzarla y luego aventurarse por fuera de la propia zona de confort  para explorar diferentes aspectos de la creatividad y así  modificar los propios estados de activación cerebral.

Los conjuntos y circuitos cerebrales descriptos resultan de particular interés para el estudio de la creatividad. En tal sentido, cuando los investigadores analizaron el cerebro de Einstein comprobaron que el área más desarrollada respecto de un “cerebro normal” era la de los centros de la asociación.

El estudio de la creatividad genera más preguntas que respuestas, por lo que resulta un tema desafiante para diversas disciplinas. Resulta provocativo concluir con las palabras de Carson “La más importante ventaja que tenemos para operar en un mundo tan rápidamente cambiante, es nuestro cerebro creativo”.
Referencias
Baker, M. (2007).Music moves brain to pay attention, Stanford study finds. http://med.stanford.edu/news_releases/2007/july/music.htmel. Recuperado el 08/09/2011.
Carson, Sh. (2010). Your creative brain. SF: Harvard University.
Carter,R. (2009)- The human brain. London: Dorling Kindersley
Csikszentmihalyi, M. (1998). Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Bs. As.: Paidós Transiciones.
Díaz Gómez, M. y Díaz Riaño, M. E. (eds.).(2007). Creatividad en Educación Musical. Santander: Universidad de Cantabria.
Guilford, J. P. (1978). Creatividad y Educación. Buenos Aires: Paidós
Levitin, D. (2006).This is your brain on music. The science of a human obsession. USA: Penguin Group
Malbrán S. (2007) Teoría Musical y Psicología de la Música. En M. Díaz Gómez y
          M. E. Riaño. (eds.) Creatividad en Educación Musical. Santander: Universidad de Cantabria.
Sternberg, Robert J y Lubart,T.I. (1999). The concept of creativity: Prospects and paradigms. En R. Sternberg (Ed.), Handbook of creativity (pp.3-15). Cambridge UK: Cambridge University Press
Sternberg, Robert J.; Grigorenko, Elena L., eds. (2003). The Psychology of Abilities, Competencies, and Expertise. Cambridge: Cambridge University Press.
Torrance, E. P. y Myers, R. (1970). La Enseñanza Creativa. Madrid


Williamon,A., Thompson, S., Lisboan, T. y Wiffen, Ch. (2006). Creativity, originality and value in music performance. En I. Deliege y G. Wiggins. Musical Creativity. Multidisciplinary Research in Theory and Practice. USA:Psychology Press.  

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